Vías anatómicas. Líneas funcionales: vías miofasciales y paradas óseas
28 de mayo de 2021
Por Elsevier Connect
Hoy os hablamos de la 3ª edición de Vías anatómicas. Meridianos miofasciales para terapeutas manuales y del movimiento se abre en una nueva pestaña/ventana, obra firmada por Thomas W. Myers y que es referencia mundial por ayudar a adoptar nuevas perspectivas y actitudes respecto a los patrones funcionales globales. Esta nueva entrega recoge las últimas evidencias científicas acerca de los hallazgos clínicos más habituales, incluidas las disecciones fasciales humanas.
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Vías anatómicas
Este título, presenta un abanico de estrategias nuevas y holísticas para los terapeutas manuales y del movimiento, dirigidas a restablecer y mejorar la postura y la función del movimiento y una nueva sección sobre el papel de la teoría de las vías anatómicas en el análisis de la marcha. Como se puede comprobar con la infografía que compartimos hoy, su diseño facilita la rápida captación de los conceptos y la comprensión detallada de cualquier zona de interés e iconos que señalan las áreas de tratamiento específicas. A continuación, accede a contenido exclusivo de su Capítulo 7: 'Las líneas funcionales' (págs. 133-135).
Las líneas funcionales prolongan las líneas del brazo por la superficie del tronco hasta la pelvis y el miembro inferior del lado contrario (o desde el miembro inferior a través de la pelvis hasta la caja torácica, el hombro y el miembro superior del lado opuesto, ya que nuestros meridianos transfieren la fuerza en ambos sentidos). Una de estas líneas discurre cruzando la parte anterior del cuerpo y otra la parte posterior, de forma que la derecha y la izquierda forman una «X» en el torso (ver infografía). Una tercera línea de este grupo, la línea funcional homolateral, discurre entre el hombro y la parte interna de la rodilla del mismo lado.
Estas líneas se denominan líneas «funcionales» para hacer hincapié en que, a diferencia de las demás líneas, se emplean con poca frecuencia para regular la postura en bipedestación. Se movilizan inmediatamente durante la actividad deportiva o cualquier otra actividad donde uno de los complejos apendiculares estabilice, contrarreste o impulse a su homólogo del lado contrario, por ejemplo, en un lanzamiento de jabalina o de una pelota de béisbol, donde el deportista se impulsa con la pierna y la cadera izquierdas para imprimir más velocidad al objeto que lanza con la mano derecha.
Función postural: Las líneas funcionales forman «X» estabilizadoras, que se cruzan en la sínfisis del pubis delante y a través de la articulación sacrolumbar detrás. Tienen menor participación para compensar la postura de bipedestación. En su mayor parte están constituidas por tejidos superficiales cuyo empleo en las actividades cotidianas es tan frecuente que sus posibilidades de adquirir rigidez o acortarse a nivel fascial para mantener la postura son mínimas.
Función del movimiento: Estas líneas nos permiten aplicar una potencia adicional y mayor precisión a los movimientos de los miembros, al prolongar la palanca del miembro superior mediante su conexión con la otra cintura del miembro opuesto. Así, el peso de los brazos puede emplearse para imprimir un mayor impulso a una patada y el movimiento de la pelvis contribuye a potenciar un revés con la raqueta.
Descripción de las líneas funcionales
La línea funcional posterior (LFP) tiene su origen (a efectos de su análisis; en la práctica está conectada con las líneas posterior profunda o anterior superficial de los brazos, dependiendo de la acción específica) en la inserción distal del dorsal ancho. Discurre en sentido descendente un poco por debajo del centro aproximado del despliegue del músculo y su inserción aponeurótica engloba las hojas superficiales de la fascia toracolumbar. La LFP atraviesa la línea media aproximadamente a la altura de la articulación lumbosacra, recorriendo la fascia sacra para conectarse con las fibras inferiores (sacras y sacrotuberosas) del glúteo mayor del lado opuesto.
La línea funcional frontal (LFF) tiene su origen aproximadamente en el mismo sitio que su homóloga, en la inserción distal del pectoral mayor en la cara interna del húmero, y recorre las fibras inferiores de ese músculo hasta su origen en la quinta y la sexta costilla. Dado que la fascia clavipectoral, en la que se incluye el pectoral menor, también está conectada a la quinta costilla, la LFF puede considerarse una extensión tanto de la línea anterior profunda del brazo como de la superficial.
La línea funcional homolateral -imagen derecha (LFH) sigue a las fibras más laterales del músculo más lateral, el dorsal ancho, que se inserta en la porción externa de las últimas tres costillas, con una fuerte conexión fascial a las fibras posteriores del oblicuo externo. Si seguimos al oblicuo externo llegamos a la cresta iliaca anterior, donde las fibras conectan a nivel fascial con el sartorio por encima de la espina iliaca anterosuperior. Descendemos con el sartorio hasta la pata de ganso, en el cóndilo medial de la tibia.
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