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Efectos tardíos del tratamiento -quimioterapia, radioterapia y cirugía- del cáncer

5 de noviembre de 2018

Por Elsevier Connect

Efectos tardíos

La nueva edición de Efectos del tratamiento de radioterapia se abre en una nueva pestaña/ventana, firmada por Koontz, suscribe un guía práctica para el control de los efectos tóxicos asociados a la radioterapia, tanto frecuentes como infrecuentes. Este título está enteramente basado en la evidencia, y constituye una valiosa herramienta de consulta para el manejo diario de los pacientes oncológicos y los supervivientes del cáncer. Un título de gran utilidad para médicos y enfermeras, residentes o en ejercicio, en el área de radiología oncológica, así como para especialistas en las otras áreas de la oncología y médicos de atención primaria que tratan a supervivientes del cáncer.

Consecuencias sociales y económicas

Los supervivientes a un cáncer corren mayor riesgo de padecer un segundo cáncer primario y otros efectos a largo plazo y tardíos relacionados con su salud física y mental. La experiencia del cáncer puede influir también en la vida social del superviviente, lo que incluye sus relaciones personales, el trabajo o las clases, y su situación financiera.

Aunque la experiencia del cáncer es traumática, muchos supervivientes refieren resultados positivos (p. ej., crecimiento postraumático) que a menudo coexisten con los efectos negativos. Muchos supervivientes a un cáncer sufren un deterioro general de la calidad de vida durante muchos años después del diagnóstico y de la fase de tratamiento. A menudo afloran a la superficie efectos a largo plazo, como la astenia y la depresión, en fases tempranas del tratamiento, y pueden persistir durante la fase de supervivencia. Por otro lado, después del tratamiento surgen efectos tardíoscomo un segundo cáncer primario o una miocardiopatía inducida por el tratamiento, por lo que es necesaria una vigilancia continua por parte de los profesionales sanitarios. Las consecuencias sociales y económicas de la experiencia del cáncer a menudo persisten hasta bien entrada la fase de supervivencia; en esta fase puede intentarse reparar las relaciones familiares, resolver el aislamiento social y reconstruir los ahorros personales y las pensiones de jubilación. Además, muchos supervivientes pueden ‘encontrar el lado bueno de las cosas’ e incorporar cambios conductuales y existenciales positivos en sus vidas, que, cabe esperar, conduzcan a mejores resultados para su salud.

Efectos físicos

El tratamiento del cáncer a menudo tiene efectos tóxicos. Los importantes síntomas debidos a la quimioterapia, la radioterapia y el tratamiento quirúrgico a menudo influyen en la calidad de vida y el bienestar de los supervivientes. Los efectos a largo plazo se inician durante el diagnóstico y la fase de tratamiento del cáncer y se prolongan durante la fase de supervivencia. Los efectos tardíos surgen después del final del tratamiento primario del cáncer.

Efectos del cancer

Los efectos a largo plazo y tardíos del tratamiento del cáncer se asocian en gran medida con el tipo de tratamiento recibido y con la afectación de diversos órganos (tabla). Los efectos a largo plazo son los que se inician durante la fase de tratamiento y no se resuelven durante la fase de supervivencia. Algunos quimioterápicos pueden provocar síntomas significativos como astenia, menopausia prematura, disfunción sexual y deterioro cognitivo. La radioterapia también puede contribuir a la astenia y producir sensibilidad cutánea y linfedema. Además, la cirugía puede causar disfunción sexual, incontinencia y dolor. Debe tenerse en cuenta que, después del final del tratamiento primario del cáncer, pueden aparecer efectos tardíos, los cuales pueden pasar desapercibidos por la menor vigilancia durante la fase de supervivencia.

La quimioterapia puede contribuir más tarde a problemas significativos, y en ocasiones potencialmente mortales, como esterilidad, osteoporosis, hepatopatía y neumopatía, y segundos cánceres primarios. Los efectos tardíos inducidos por la radioterapia incluyen segundos cánceres primarios, esterilidad y neumopatía, además de enfermedad cardiovascular e hipotiroidismo. La cirugía puede interferir más adelante con la imagen corporal y generar discapacidad funcional, a la vez que también influye en la fertilidad. Estos efectos físicos a largo plazo y tardíos pueden influir y contribuir a muy diversos problemas psicosociales. Por ejemplo, una mujer que sufre menopausia prematura y no puede quedarse embarazada puede experimentar una intensa sensación de pérdida y duelo. El deterioro cognitivo se puede traducir en una disminución del rendimiento en el trabajo o en el colegio, y en último término puede influir en el bienestar emocional y económico.

Efectos emocionales

Muchos supervivientes se esfuerzan por pasar de la fase de tratamiento a una nueva forma de vida. Es muy frecuente el miedo a que reaparezca el  cáncer, y puede tardar varios años en desaparecer. En algunos pacientes este miedo puede ser debilitante e influir en muchas áreas de su vida, y puede estar desencadenado por las visitas y las pruebas de seguimiento, los diversos aniversarios (p. ej., la fecha del diagnóstico), recordatorios personales (como olores y lugares) y síntomas similares a los que experimentaron cuando se les diagnosticó.

Los síntomas de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático (TEPT) pueden persistir durante la fase de supervivencia. Los sentimientos de ira, tristeza, preocupación, culpa, entumecimiento emocional y desesperanza asociados a su situación son importantes en aproximadamente uno de cada cuatro supervivientes a un cáncer. Se debe consultar con terapeutas expertos en cáncer.

Muchos supervivientes refieren consecuencias positivas (es decir, crecimiento postraumático), como la aparición de nuevas oportunidades y una nueva priorización de los objetivos vitales, un mayor sentimiento de gratitud por el hecho de estar vivo, la profundización de las relaciones con los demás, una espiritualidad más intensa y una valoración renovada de las propias fuerzas. El miedo a que reaparezca el cáncer es uno de los efectos adversos emocionales que experimentan con más frecuencia los supervivientes a un cáncer. Los supervivientes a menudo indican que el final del tratamiento es un momento difícil porque ya no luchan activamente contra el cáncer, y tienen dificultad para dejar de tener una mentalidad 'de lucha'. Esto se complica por la reducción de las visitas a los profesionales y de la vigilancia, lo que genera sentimientos más profundos de ansiedad y aislamiento. Se estima que aproximadamente uno de cada cuatro supervivientes tiene problemas importantes relacionados con la depresión, la ansiedad y el TEPT. Aunque los efectos emocionales pueden ser debilitantes, muchos supervivientes refieren una experiencia de crecimiento personal: no es infrecuente oír a un superviviente expresar su gratitud por cada nuevo día.

Efectos sociales y económicos

Los familiares a menudo no están preparados para la realidad de que la recuperación de un cáncer tarda un cierto tiempo. Toda la familia puede sufrir sentimientos de decepción, preocupación y frustración. Los supervivientes pueden padecer un mayor aislamiento social debido a los cambios en su función física y su situación laboral; todo ello puede influir en su bienestar emocional. El cáncer y su tratamiento pueden tener efectos directos e indirectos sobre los factores físicos y psicológicos que influyen negativamente en la función sexual y la imagen corporal.

La 'toxicidad económica' del cáncer es cada vez más frecuente, y se atribuye en gran medida a los elevados costes directos y la pérdida de productividad laboral. Los familiares a menudo expresan sentimientos de decepción, preocupación y frustración poco después del final del tratamiento. Es frecuente que las personas que rodean al superviviente infraestimen este tiempo de recuperación y esperen que, como el tratamiento ya ha finalizado, el superviviente vuelva inmediatamente a lo que hacía antes del diagnóstico. Sin embargo, a menudo no ocurre así, y el fatigado cuidador puede experimentar muchos de los mismos efectos emocionales, como depresión, ansiedad y estrés postraumático. Además, el cuidador también sufre un mayor aislamiento social y consecuencias laborales más importantes porque tiene que acompañar a su ser querido a las consultas y atenderle en su hogar. En consecuencia, no es infrecuente que el cuidador refiera importantes consecuencias sobre su calidad de vida en la transición a la fase de supervivencia. Los problemas físicos y psicológicos debidos a la experiencia del cáncer pueden afectar negativamente a la función sexual y la imagen corporal, lo que crea tensiones adicionales en las relaciones del superviviente, particularmente con su pareja o su cónyuge. Además, el creciente coste de los tratamientos antineoplásicos y los elevados costes directos asociados (p. ej., copagos, medicación) y la pérdida de productividad laboral pueden haber agotado los ahorros y las cuentas de jubilación, lo que retrasa la jubilación u obliga a volver a trabajar al superviviente o al cuidador que ya se habían jubilado.

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