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Localización y transmisión del dolor (rápido y lento): visceral y cefaleas

13 de mayo de 2021

Este mes regresa uno de los títulos más emblemáticos de las Ciencias de la Salud en todo el mundo: Guyton & Hall. Tratado de fisiología médica(se abre en una nueva pestaña/ventana). En su 14ª edición, que vuelve a estar firmada por John E. Hall, volvemos a disfrutar de todos los puntos fuertes de este best seller que lleva 60 años siendo primera elección en Fisiología para los estudiantes del grado de Medicina, ya que les garantiza "el máximo aprendizaje y la comprensión de los aspectos más complejos de la disciplina", como su propio autor destaca. Como viene siendo habitual con nuestros títulos, os compartimos parte de este nuevo contenido en exclusiva, en concreto, el capítulo que se refiere a la localización y transmisión del dolor a través de  estos tres visuales que dan muestras del valor práctico y académico de esta obra.

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Cómo y dónde nace el dolor

Muchas de las enfermedades del cuerpo generan dolor. Además, la capacidad para diagnosticar las diferentes enfermedades depende en gran medida de los conocimientos que posea un médico sobre las diversas cualidades del dolor. Por estas razones, es de suma importancia tener bien asimilados y siempre presentes los conocimientos que os compartimos hoy, en el que abordamos la localización y transmisión del dolor.

El dolor aparece siempre que cualquier tejido resulta dañado y hace que el individuo reaccione apartando el estímulo doloroso. Incluso una actividad tan sencilla como estar sentado durante un período prolongado puede provocar un daño tisular debido a la ausencia de flujo sanguíneo en la piel que quede comprimida por el peso del cuerpo. Cuando la piel comienza a doler a raíz de la isquemia, la persona normalmente cambia el apoyo del peso inconscientemente. Sin embargo, alguien que haya perdido la sensibilidad dolorosa, como sucede después de una lesión en la médula espinal, no llega a sentir este efecto y, por tanto, no se mueve. Esta situación pronto deriva en una excoriación y en la descamación total de la piel en las zonas de presión.

Por diversas razones, muchas veces cuesta localizar el dolor procedente de las diferentes vísceras (ver imagen anterior). En primer lugar, el cerebro del paciente no posee experiencia de primera mano sobre la existencia de los distintos órganos internos; por tanto, cualquier dolor que tenga un origen interno no puede localizarse más que de un modo general. En segundo lugar, las sensaciones abdominales y torácicas se transmiten a través de dos vías hacia el sistema nervioso central: la vía visceral verdadera y la vía parietal. El dolor visceral verdadero recurre a las fibras sensitivas para el dolor contenidas en los haces de nervios autónomos, y las sensaciones resultan referidas a unas regiones de la superficie corporal muchas veces alejadas del órgano doloroso. Por el contrario, las sensaciones parietales se transportan directamente desde el peritoneo parietal, la pleura o el pericardio hacia los nervios raquídeos locales, y suelen quedar localizadas directamente sobre la zona dolorosa.

Dolor rápido y lento

El dolor se ha clasificado en dos tipos fundamentales: dolor rápido y dolor lento (ver vías de transmisión en imagen principal).

  • El dolor rápido se siente en cuestión de 0,1 s después de haber aplicado el estímulo correspondiente, mientras que el dolor lento no empieza hasta pasado un mínimo de 1 s y a continuación crece con lentitud a lo largo de muchos segundos y en ocasiones hasta minutos. El dolor rápido también se describe con otros muchos nombres alternativos, como dolor intenso, dolor punzante, dolor agudo y dolor eléctrico. Este tipo de dolor se siente cuando se clava una aguja en la piel, cuando se corta con un cuchillo o cuando esta sufre una quemadura intensa. También se percibe cuando la piel se ve sometida a una sacudida eléctrica. El dolor rápido y agudo no se siente en los tejidos más profundos del organismo.

  • El dolor lento también se designa con muchos nombres, entre ellos dolor lento urente, dolor sordo, dolor pulsátil, dolor nauseoso y dolor crónico. Este tipo de dolor suele ir asociado a una destrucción tisular. El dolor lento tiene la capacidad de propiciar un sufrimiento casi insoportable y prolongado. Puede darse en la piel y casi también en cualquier tejido profundo u órgano.

La cefaleas

Las cefaleas son un tipo de dolor referido a la superficie de la cabeza desde sus estructuras profundas. Algunas derivan de estímulos dolorosos que nacen en el interior del cráneo, pero otras lo hacen de un dolor cuyo origen está fuera, como en el caso de los senos nasales.

La estimulación de los receptores para el dolor situados en la bóveda craneal por encima de la tienda, incluida la cara superior de esta última, desencadena impulsos dolorosos en la porción cerebral del quinto par y, por tanto, ocasiona una cefalea referida hacia la mitad anterior de la cabeza en las regiones superficiales inervadas por el componente somatosensitivo del quinto par craneal, según se muestra en la imagen de arriba. En cambio, los impulsos dolorosos procedentes de la zona infratentorial penetran en el sistema nervioso central sobre todo a través de los nervios glosofaríngeo, vago y segundo cervical, que también se encargan del cuero cabelludo situado por encima, por detrás y un poco por debajo de la oreja. Estos estímulos dolorosos infratentoriales causan una «cefalea occipital» referida a la parte posterior de la cabeza.

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La nueva edición ha sido revisada y actualizada por completo, si bien cabe destacar la mayor cobertura de las enfermedades neurodegenerativas y especialmente el Alzheimer. Incluye acceso al ebook a través de Student Consult,(se abre en una nueva pestaña/ventana) donde encontrarás recursos adicionales de gran valor didáctico (animaciones, tests de autoevaluación y herramientas de aprendizaje).

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