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La relación enfermera-paciente: habilidades interpersonales y de comunicación

15 de junio de 2023

Por Elsevier Connect

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Psicología para Enfermería y Ciencias de la Salud(se abre en una nueva pestaña/ventana) se presenta como un texto riguroso, preciso, claro y didáctico, en el que se recogen los últimos avances en el conocimiento científico vinculados con el comportamiento humano y que son relevantes para el ejercicio de la Enfermería(se abre en una nueva pestaña/ventana) y otras Ciencias de la Salud. Dirigido a estudiantes de los grados de Enfermería, Odontología(se abre en una nueva pestaña/ventana)Fisioterapia(se abre en una nueva pestaña/ventana), Terapia Ocupacional y Logopedia, la obra se compone de dos grandes bloques: «Fundamentos básicos de psicología», que presenta los contenidos generales esenciales, y «Psicología de salud», de carácter aplicado.

Reúne en un único texto los contenidos en Psicología que se imparten en diferentes asignaturas, y que son necesarios para la formación de estudiantes de distintos grados de Ciencias de la Salud. Está adaptado al Espacio Europeo de Educación Superior, y recoge los últimos avances científicos en el estudio del comportamiento humano. Presta una especial atención al desarrollo avanzado de las habilidades de comunicación y a la relación entre el profesional sanitario y el paciente. Hoy compartimos contenido original y exclusivo de la obra con el marco de la relación enfermera-paciente como fondo.

Aspectos relacionales entre los profesionales de la salud y los usuarios de salud

El modelo de relación entre los profesionales sanitarios y el usuario de salud está en continua transformación. El poder y el control en la relación, mayoritariamente en manos de los profesionales, tienden en la actualidad a ser compartidos con el usuario, promoviéndose así la participación del este en el proceso de salud-enfermedad. Los usuarios de salud están adquiriendo progresivamente un papel más activo, siendo más conscientes de sus derechos y responsabilidades, que son amparados desde un punto de vista legal.

En la actualidad, no existe duda alguna de que la comunicación constituye una de las partes nucleares de la competencia de las enfermeras. Así pues, se puede aseverar con rotundidad que las competencias relacionales no dependen de la manera de ser de cada profesional o una dimensión secundaria frente a las dimensiones clínicas. Actualmente, se consideran los aspectos relacionales como una dimensión de la competencia de las profesiones sanitarias susceptible de enseñarse, aprenderse y evaluarse.

Han sido numerosos los informes sobre cuáles deben ser las habilidades interpersonales y de comunicación de los profesionales de la salud, como el consenso de Kalamazoo, donde se delimitaron una serie de elementos esenciales en la relación de los profesionales sanitarios y sus usuarios. Los participantes expresaron tres objetivos a discutir:

  • Alcanzar un consenso en una «lista corta» de elementos que caracterizara una comunicación efectiva en varios contextos clínicos.

  • Suministrar ejemplos tangibles de competencias relacionales que podrían ser útiles en currículos que acrediten a las profesiones sanitarias, programas de residencia y programas de enseñanza sanitaria a todos los niveles.

  • Asegurar que el resultado obtenido por el grupo estuviese basado en la evidencia y fuera apropiado para la enseñanza, la investigación y la evaluación.

El consenso reunió a representantes de los cinco modelos más importantes de la comunicación profesional-usuario, alcanzando un consenso en los elementos relacionales esenciales sobre la base de los tres objetivos anteriormente citados. Cada presentación incluía una descripción explícita del modelo, exponiendo la base de su investigación, que englobaba puntos de vista y últimas aplicaciones.

La perspectiva del grupo sobre los elementos relacionales esenciales es coherente con el abordaje según tareas, un concepto que ha sido apoyado en la enseñanza de habilidades de comunicación desde principios de la década de 1980 (Association of American Medical Colleges, 1999). Como apuntaron Makoul y Schofield (1999): "Centrarse en tareas proporciona un objetivo para el aprendizaje de habilidades de comunicación. El abordaje según tareas también conserva la individualidad de los estudiantes para alentarlos a desarrollar un repertorio de estrategias y habilidades de comunicación, y responder a los usuarios de una manera flexible".

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En el cuadro se exponen no solo las tareas que se identificaron, sino también los conocimientos, las habilidades y las actitudes relevantes en la comunicación profesional-usuario. La mayoría de los modelos se llevan a la práctica a través de una serie de tareas, entendidas como el establecimiento de unos objetivos prácticos que deben alcanzarse idealmente en las relaciones entre los profesionales de la salud y los usuarios. Sin embargo, las tareas precisan de habilidades y técnicas comunicativas para su desarrollo.

La puesta en marcha de estos elementos da lugar a unas consecuencias en la relación que afectan al propio usuario (mejoría o curación del proceso clínico, satisfacción con la atención, cambios conductuales), a los profesionales (satisfacción o bienestar en su trabajo), a la relación entre ambos (reforzamiento, confianza, denuncias o reclamaciones) e incluso al sistema sanitario (utilización de recursos).

Por otro lado, el profesional de la salud tiene la responsabilidad ética y el compromiso social de servir como 'agente de salud' que ayude a potenciar la autonomía del usuario y conservar la confianza entre este y el profesional sanitario (ética de la confianza). La confianza mutua es, pues, la base de la relación clínica, y el medio a través del cual se va  trabando esta relación es la comunicación interpersonal que se establece en el encuentro clínico.

Por tanto, la comunicación entre los profesionales de la salud y los usuarios es considerada como una prioridad de primer orden, ya que afecta directamente a la eficiencia de las intervenciones de los profesionales sanitarios. Aspectos relacionales como el entendimiento mutuo, centrarse en las necesidades del usuario, compartir la responsabilidad y establecer una relación clínica caracterizada por la confianza, el respeto y la empatía se han visto relacionados en diversos estudios observacionales y experimentales con resultados como:

  • Mayor satisfacción tanto del profesional sanitario como del usuario de salud.

  • Contención de costes.

  • Adhesión al tratamiento.

  • Prevención del desgaste profesional.

  • Prevención de problemas médico-legales y mejora de los indicadores de calidad asistencial.

  • Mejora de resultados en salud.