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Escribir, publicar y difundir: las claves de la visibilidad del artículo científico

30 de julio de 2019

En los últimos años, la publicación científica se ha posicionado como uno de los productos más visibles del trabajo de los investigadores, hasta tal punto que en algunos ámbitos se podría aplicar la máxima no escrita de “si no publicas, no existes”. La consecuencia directa de ello es que el volumen actual de contenidos científicos alcanza tales cotas (cada año se publican más de 2 millones de artículos, según datos de Thompson-Reuters) que aunque los investigadores dedicaran las 24 horas del día a leer todo lo que se publica en su ámbito, no tendrían tiempo a acceder a todos estos contenidos. A ello hay que unir los nuevos escenarios de divulgación que, además de incrementar las opciones de publicar, aumentan la visibilidad de estos trabajos. “Hasta mediados de la década de 1990, el flujo de la comunicación científica seguía el modelo secuencial clásico de escritura, evaluación, publicación, indexación y diseminación, donde el foco del proceso era la publicación científica impresa. Con el advenimiento de Internet, sin embargo, este flujo comienza a darse en formato digital y en un contexto online, en el que la web es el medio donde los procesos convergen, y autores, revisores, editores y lectores interactúan dinámicamente. La web ha facilitado la aparición de nuevos productos y formas de la comunicación científica”, explica Lilian Nassi-Calò, coordinadora de comunicación científica en BIREME/OPS/OMS en un artículo sobre el tema publicado en el blog de SciELO [1].

Lo más importante: contar “una buena historia”… y titularla bien

Por tanto, en este nuevo entorno, conseguir “hacerse ver” adquiere incluso más importancia que en épocas anteriores, y es por tanto un objetivo que debe tenerse en cuenta desde el primer momento en que surge la idea, necesidad o propuesta de escribir un artículo. “Lo fundamental de un artículo científico es, siempre, que responda a las preguntas científicas adecuadas, pertinentes y que, además, éstas tengan cierto interés social. Si no tenemos una buena historia, difícilmente podremos alcanzar visibilidad”, explica Daniel Torres-Salinas, doctor en Documentación Científica y miembro del Grupo de Investigación EC3 (Evaluación de la Ciencia y de la Comunidad Científica) de la Universidad de Granada. Este planteamiento prioritario de reflejar “qué aporta mi trabajo a la comunidad científica” debe estar presente en todo momento y durante todo el proceso de elaboración del artículo. “Si el contenido del artículo es relevante y queremos visibilizarlo, es necesario darle un buen título que atraiga la atención y, sobre todo, utilizar todas las técnicas gráficas de visualización disponibles (figuras, tablas…)”, añade Torres-Salinas.

Indexación, bases de datos, factor de impacto…

“Elija preferentemente la publicación a la que se va a enviar el trabajo. Asegúrese de que los lectores de esa publicación concuerden con los destinatarios a los que usted se dirige”. Esto es lo que se dice respecto a la elección de la revista en la que se desea publicar en las directrices de la EASE(se abre en una nueva pestaña/ventana) (Asociación Europea de Editores de Ciencia) para los autores y traductores de artículos científicos. “El principal error que cometen los investigadores, especialmente los noveles, es no seleccionar la revista correcta, por lo que sus trabajos no alcanzan al público adecuado. Muchas veces, además, estos investigadores no han recibido la formación suficiente sobre las múltiples formas de poner en acceso abierto sus publicaciones y materiales científicos. De esta forma, muchos investigadores pierden la oportunidad de posicionarse adecuadamente y darse a conocer a su comunidad científica, lo que es fundamental, sobre todo al inicio de su carrera”, señala Daniel Torres-Salinas. Una vez seleccionada la revista y conseguido el “apto” para publicar en sus páginas (a través del sistema de revisión por pares), los siguientes pasos en el recorrido del artículo científico en su objetivo hacia la visibilidad son su indexación en una base de datos bibliográfica y, después, someterse al “escrutinio” de los índices bibliométricos, unas herramientas que permiten medir la repercusión que su contenido ha tenido en la comunidad científica (se trata, fundamentalmente, del Factor de Impacto, pero también se utilizan otros medidores como Cite Score, el Índice H o el SJR) Respecto a si la irrupción de Internet ha podido propiciar el abandono de este guion “tradicional” y de la primacía de la indexación y el factor de impacto en aras de la popularidad/visibilidad inherente a la divulgación en las redes sociales, Daniel Torres-Salinas comenta que ambos procesos deben ser complementarios: “Primero, hay que preocuparse por el impacto de la revista donde queremos publicar nuestro trabajo, conocer si está indexada en bases de datos relevantes (Web of Science o Scopus) y verificar que ésta permite su difusión en acceso abierto (Open Access). Una vez que el artículo se publica, ya podemos darle difusión en nuestras redes sociales, páginas webs, etc.”.

Torres-Salinas hace hincapié en que para optimizar las posibilidades que ofrece el mundo online para la difusión de los artículos es necesario contar con una identidad digital (web propia, blog, perfiles en redes sociales…). “Asimismo, a la hora de difundirlo, sobre todo en las redes sociales, se debe utilizar un lenguaje accesible a todos los públicos”, señala. En este sentido, las páginas web de las bibliotecas de muchas Universidades e instituciones académicas ofrecen consejos muy útiles para aumentar la visibilidad de los artículos científicos en el entorno online. Como ejemplo, he aquí un resumen de lo que dicen al respecto los expertos de la Biblioteca Universitaria de la Universidad de Málaga(se abre en una nueva pestaña/ventana), del portal Investiga UNED(se abre en una nueva pestaña/ventana) y de la Biblioteca San Juan de Dios(se abre en una nueva pestaña/ventana): -Utilizar las redes sociales. Tanto las generales (Facebook, Twitter) como las específicas del mundo académico aportan ventajas importantes a la difusión de los contenidos científicos: contribuyen a la transferencia del conocimiento, aumentan la posibilidad de ser citado, articulan conversaciones entre el personal investigador, etc. En este sentido, por ejemplo, hay evidencias que relacionan la difusión en Twitter con el aumento de citas y la mejora de las métricas de almetrics (indicadores basados en las redes sociales que analizan la actividad y visibilidad de la producción científica y académica). Así se desprende de los resultados de una investigación realizada en el Instituto Global de Información en eSalud de Toronto (Canadá) [2]. En el caso de la red social profesional Linkedln, ésta permite no solo aumentar el número de contactos sino también crear grupos de discusión relacionados con el tema del que trata el artículo científico. -Crear un perfil en Google Academics/Scholar y en otras redes científicas. Teniendo en cuenta que Google es el buscador más utilizado en Europa y EEUU, disponer de un perfil en su “versión académica” permite que el artículo del que se es autor se localice con más facilidad y, también, hacer un seguimiento de las citas recibidas y medir el impacto con métricas como el Índice H. También es importante estar presente en las principales redes científicas de información como ResearchGate, Academia.edu o Mendeley. -Asegurarse de tener un identificador de autor correcto. Se trata de la “carta de presentación” dentro del mundo científico y profesional, ya que permite asociar automáticamente la producción académica a los investigadores. Los más utilizados en el ámbito investigador son ORCID y ResearcherID (la mayoría de los organismos oficiales que otorgan ayudas a la investigación solicitan que los autores de los trabajos dispongan de estas identificaciones). Asimismo, las bases de datos bibliográficas más importantes han introducido identificadores (“ResearcherID” en el caso de Web of Science y el “Author ID” en el de Scopus). -Más “trucos” de visibilidad. Crear o participar en un blog científico (éstos se agrupan en comunidades o redes de blogs, publican avances en investigaciones y reciben comentarios de profesionales que trabajan en los mismos campos); si el contenido del artículo se presenta en un Congreso u otro foro científico, difundir la presentación en Slideshire y utilizar, tanto en este caso como al crear una entrada en un blog, palabras clave (cuanto más específicas, mejor).

Referencias

[1] Nassi-Calò, L. Artículo propone cuatro pilares para la comunicación científica para promover la velocidad y la calidad de la ciencia [online]. SciELO en Perspectiva, 2013 https://blog.scielo.org/es/2013/07/31/articulo-propone-cuatro-pilares-para-la-comunicacion-cientifica-para-promover-la-velocidad-y-la-calidad-de-la-ciencia/(se abre en una nueva pestaña/ventana) [2] Gunther Eysenbach. ¿Pueden los tweets predecir citas? Métricas de impacto social basadas en Twitter y correlación con métricas tradicionales de impacto científico https://www.jmir.org/2011/4/e123/(se abre en una nueva pestaña/ventana)